Se acerca el fin de año y, con ello, una de las carreras populares de mayor afluencia y más divertidas del curso: la San Silvestre Vallecana. El 31 de diciembre multitud de corredores se reúnen en el Santiago Bernabéu de Madrid con el fin de emprender la salida y los diez kilómetros que les llevarán a las puertas del Estadio de Vallecas, donde juega habitualmente el Rayo Vallecano. A las orillas, este tipo de soportes publicitarios, banderolas, carteles con eslóganes y emblemas de los patrocinadores, etc.; en el centro de la carrera un montón de piernas preparadas para correr. Sin embargo, entre los participantes de la carrera vallecana se pueden dividir en dos tipos: los semiprofesionales o directamente profesionales, que acuden para hacer sus tiempos, disfrutar de las calles de Madrid y despedir al año con su pasión, el running, y los que acuden a despedir el año también corriendo, pero en medio de un ambiente festivo y carnavalesco. Muchos son los participantes que se disfrazan o que acuden con sus banderas, lemas, camisetas de los clubes a los que apoyan durante la temporada y todo tipo de reivindicaciones. No importa que el precio suba, incluso que sea más del doble de lo que vale la inscripción de cualquier otra carrera, el San Silvestre siempre agota sus dorsales. Los corredores están locos por correr por las calles de Madrid en el último día del año. Sin embargo, también es cierto que, de unos años a esta parte, comienzan a existir algunas protestas por la subida de los precios, sobre todo en las carreras populares, aparentemente destinadas a un público más heterogéneo y no necesariamente profesionalizado. El Director General de Deportes del Ayuntamiento de Madrid, Javier Odriozola, declaró este año, con respecto a este tema, que “el número de carreras y los precios se han disparado” y propuso una cantidad de inscripción que rozase los 80 céntimos por cada kilómetro de la prueba, algo que sería mucho más llevadero para los bolsillos de los amantes de las carreras. Además, este tipo de pruebas, “no son un negocio, deben ser el fomento del deporte”.
En cualquier caso, el último año de 2015 volveremos a ver en el televisor la salida de la prueba repleta de corredores. Y, como cada año, nos entretendremos buscando las banderas más raras entre los runners, las franjas rojas del Rayo Vallecano, las rojiblancas del Atlético de Madrid o las múltiples camisetas de otros equipos que se ven en los videos de la prueba, o los lemas más ingeniosos de entre todos los participantes. Además, dentro del ambiente festivo de la prueba y del día en el que se celebra, se pueden establecer hasta juegos con respecto al tema. Como anécdota, os traslado la propuesta de juego que, en mi grupo de amigos, realizamos el año pasado mientras veíamos la carrera y esperábamos a una amiga que la corría. El juego consistía en elegir una camiseta de un equipo, o de un tipo (excluyendo las más representadas, por ejemplo, Real Madrid o Barcelona) y cada vez que algún corredor la luciese sumar un céntimo de cada uno de los participantes. El céntimo se puede cambiar por un trago a una cerveza o por cualquier otro “premio”, pero la diversión está garantizada. Otra propuesta para animar la espera, si te toca estar allí porque alguien corre la carrera, es la de comprar banderas para animar a tu representante al paso por la esquina donde te encuentres. Probablemente, entre la multitud de corredores, tú (o vosotros) no consigas verle, pero seguramente que él o ella sí vean tu bandera ondear. ¿Qué mejor forma de dar ánimos a alguien que con una bandera personalizada, no?
En cualquier caso, lo que está claro es que Madrid volverá a llenarse de color y que multitud de corredores volverán a abarrotar sus apretadas calles en busca de la meta en Vallecas. Como cada año, la carrera popular será el perfecto aperitivo para la profesional que, esta sí, terminará en las inmediaciones del Estadio de Vallecas, que un día antes, además, habrá acogido un derbi madrileño entre Rayo Vallecano y Atlético de Madrid. Madrid estará, por lo tanto, más de fiesta que nunca en esta despedida del 2015.