Psicología deportiva

Para todo deportista de élite que compite al máximo de sus posibilidades, contar con una buena preparación psicológica resulta fundamental para no venirse abajo en los momentos más decisivos de un enfrentamiento deportivo.

Hemos consultado la opinión de este equipo de psicólogos de Valladolid especialistas en el tema y hemos establecido algunas pautas muy útiles para la iniciación en la materia que expondremos a continuación.

Para conseguir una adecuada preparación psicológica que asegure el éxito y el mayor rendimiento de las propias capacidades tanto en competición como en la constancia del entrenamiento, solo se necesitan dos cosas:

  1. Un especialista profesional y altamente preparado (preferentemente con experiencia en la preparación psicológica de deportistas).
  2. Un deportista totalmente entregado y decidido a alcanzar el éxito a través del máximo esfuerzo en su rendimiento.

Uno de los puntos importantes para un buen entrenamiento psicológico (y también deportivo) es el contar con un diario de entrenamiento en el que anotemos toda la retroalimentación sobre nuestras ejecuciones, dando cuenta detallada de todos nuestros aciertos y fallos, para tener una autoconciencia total de nuestras habilidades a potenciar y puntos flacos a mejorar, listando detalladamente las causas de nuestras actuaciones, así como la reflexión sobre cómo mejorarlas o potenciarlas.

En cuanto al tratamiento de las lesiones, está comprobado que algunas se producen a causa del estrés, ya que en este estado el deportista sufre una disminución de la atención y un aumento de la tensión muscular, lo que en combinación produce un cóctel de riesgo nada deseable. Una vez lesionado, las características de la personalidad y el uso de destrezas de afrontamiento serán la clave para una recuperación con éxito: establecimiento de objetivos, visualización de estos y relajación son los tres aliados del deportista lesionado. El apoyo social es otro ingrediente fundamental de ayuda.

Para una buena visualización es importante hacer uso constante de la imaginación cuando no estamos entrenando, practicando mentalmente movimientos, rutinas, puntos en los que el entrenamiento se hace difícil (visualizando que lo hacemos bien), consiguiendo metas y familiarizándonos con el contexto de la competición. También debemos utilizar la imaginación en momentos de cansancio, falta de equipamiento (como sustituto del entrenamiento físico), climatología adversa, lesiones, falta de tiempo, entrenamientos aburridos, análisis de posibles situaciones problemáticas… La mente es un instrumento muy poderoso a través del cual percibimos y creamos nuestra realidad, por lo que será un aliado determinante si aprendemos a utilizarlo a nuestro favor. Además, para que nuestras visualizaciones sean realistas, debemos emplear en ellas todos nuestros sentidos e incorporar esta práctica de manera progresiva, con 5 minutos diarios al acostarnos y aumentando progresivamente el tiempo, hasta conseguir un sistema de imaginación que nos ayude en las situaciones estresantes que nos aporte un aumento del rendimiento, gracias a la anticipación y a la visualización del éxito.