Hace poco estuve en la celebración de un matrimonio en Castellón, en los salones de bodas La Espuela. Un lugar, por cierto, perfecto para la organización de cuna boda, ya seas de allí o no, porque el recinto es tan maravilloso que merece la pena hacer el viaje para ir a casarse allí y disfrutar los novios y los invitados. Pues bien, allí estuve en la boda de una de mis compañeras de universidad, una loca del deporte.
Llevábamos sin vernos casi desde esos años de educación superior. Después, el trabajo nos separó. Yo volví a mi ciudad, a Galicia, donde me habían ofrecido un buen empleo y ella acabó en Valencia.
Durante la etapa de la universidad nos llevábamos especialmente bien porque compartíamos ciertas rutinas que nos hacían compartir confidencias. Por las mañanas, antes de ir a clase, siempre salíamos juntas a correr unos quince quilómetros. Y aunque casi está mal que lo diga, correr no es especialmente divertido, por lo que ir acompañada de alguien que te siga el ritmo es maravilloso, ya que puedes ir hablando a la vez y te anima a no perder el paso. Y los fines de semana o las tardes que teníamos libres, íbamos mucho también a jugar al tenis.
Otra de las cosas que nos unió fue la comida. En el colegio mayor las dos sufríamos mucho con el tema de los fritos en el comedor. No siempre era una tarea sencilla el comer sano. Así que cuando se fue haciendo más fuerte nuestra amistad decidimos alquilar un piso juntas, donde aprovechábamos para hacer comidas sanas.
Durante la boda, el momento en el conocí a su novio y ahora marido, me explicó que al igual que esas cosas nos habían unido durante los años de carrera, que con su novio había ocurrido igual. Me dijo que el compartir la pasión por una vida sana les había hecho encajar mejor. Y creo que tiene razón.
Os cuento por qué. Yo he tenido diferentes parejas a lo largo de la vida y es importante que coincidas con ellos en ciertas actitudes hacia la vida y en rutinas, ya que si no es muy complicado que algo salga adelante. Me pasaba por ejemplo con un chico con el que me llevaba muy, pero que no funcionó porque yo no soportaba el hecho de querer salir un fin de semana de ruta a caminar por el monte y que él siempre prefiriese estar en casa viendo el fútbol. Parece una tontería, mucha gente incluso aboga por eso de que los polos opuestos se atraen, pero es lo cierto es que para estar a gusto al lado de alguien tienes que compartir al menos ciertos principios, como es el de llevar una vida sana.
Mi amiga me dijo que ella se sentía completamente llena y feliz. Que había encontrado a alguien al lado de quien se encontraba bien, que disfrutaba con ella de salir a hacer deporte al aire libre, algo que tiene muchos beneficios, e incluso a la hora de hacer la comida o de ir al supermercado no tenían problemas porque los dos estaban de acuerdo en comer unos ciertos platos y cuidarse, algo que seguramente les hará discutir mucho menos cuando tengan hijos, ya que les inculcarán esos mismos valores.
En definitiva, viendo feliz a mi amiga he sacado esa conclusión: si te gusta el deporte y mantener una vida sana, es importante que encuentres una pareja que comparta esos mismos principios para que realmente funcione de cara al futuro.