Los beneficios de la psicología en el tratamiento de lesiones

Hablar con un psicólogo –Marisa Hernández Torrijo ofrece sus servicios si estás en Zaragoza– puede ser un factor determinante a la hora de la recuperación de una lesión deportiva. Según Jerry R. May, en su contribución (Aspectos psicológicos de las lesiones del deportista) a la obra Estrés y rendimiento (1999, Le-Scanff & J. Bertsch [Eds.]) “la mayor parte de los entrenadores y directivos piensan que la rehabilitación de las lesiones deportivas solamente debe ser a nivel anatómico y no valoran las implicaciones emocionales”. Es evidente que las lesiones tienen implicaciones psicológicas, rompen la rutina de trabajo e impiden el desarrollo normal de la vida para el deportista, ya sea profesional o un simple amateur que disfruta de sus momentos de relajación haciendo deporte.

Las lesiones son el pan de cada día del deportista. El inevitable riesgo al que se enfrenta cualquiera que encare cualquier modalidad deportiva. Las lesiones son, además, un condicionante evidente del rendimiento que, según el estado anímico de cada persona, se pueden llegar a convertir en un problema importante, ya no solo en el ámbito deportivo, sino en otros espacios de la vida diaria del deportista en cuestión. Muchas veces el problema viene dado por la elevada exigencia que nos autoimponemos a la hora de hacer deporte. El afán de superación y la necesidad de sentirnos bien con nosotros mismos, o de superar al vecino y su listón, nos llevan a auto exigirnos demasiado cuando a lo mejor el cuerpo todavía no está muy preparado para tanta carga de ejercicio. Conocer las limitaciones de nuestro propio cuerpo es algo primordial para la práctica deportiva y cualquiera que se lance a hacer cualquier tipo de ejercicio deportivo debería saber con exactitud hasta donde puede exigir a sus músculos y sus articulaciones. Esa sería una de las principales medidas de prevención de lesiones.

Sin embargo, con esta medida no sirve para evitar todas las lesiones. Caer lesionado ha sido y será siempre un riesgo para cualquiera que haga deporte. Es inevitable y será muy difícil poder prevenir todo tipo de molestias, torceduras o lesiones de mayor gravedad derivadas de la práctica deportiva. Pero sí se puede llegar a conocer cuáles son los factores, del tipo que sean, que nos llevan a lesionarnos. Y también encontrar las mejoras psicológicas que conduzcan a una mejor rehabilitación de las lesiones sufridas. El profesor Palmi señala en su artículo Componentes psicológicos de las lesiones deportivas para el libro Psicología del Deporte (J. Cruz [Ed.]; Madrid: Síntesis, 1997, p. 218) que “necesitamos conocer cuáles son los determinantes y los factores –entre ellos los psicológicos– que afectan la lesión deportiva, paralelamente a la búsqueda de recursos y de ejercicios que permitan una mejor y más rápida rehabilitación del deportista lesionado”.

Como vemos, tanto en la prevención como en el tratamiento y la rehabilitación del deportista que ha sufrido la lesión los factores psicológicos son importantes. No resulta nada desdeñable la aplicación de la psicología en el ámbito del deporte, por tanto. La variable psicológica más relevante que proviene de las lesiones deportivas es el estrés, ocasionado en muchas ocasiones por el cambio brusco de la rutina seguida por el deportista. En los deportistas de élite viene dado también por el elevadísimo nivel de exigencia al que someten a su cuerpo y, por consiguiente, a su mente en la práctica de su modalidad.

Aunque distintos según el tipo y la gravedad de la lesión, todas tienen implicaciones emocionales de mayor o menor grado. Los efectos psicológicos de una lesión dependen tanto de ello  como de la fuerza del deportista a la hora de enfrentarse a la nueva situación, al miedo que ocasiona la lesión a futuras recaídas o a la preocupación porque la recuperación sea total. En todos los casos, hablar con un psicólogo, como el equipo de Marisa Hernández Torrijo, puede ser beneficioso para la recuperación emocional, que podrá conducir a una rehabilitación física mucho más rápida y efectiva. Hay que perder el miedo al psicólogo, pues este solo es una persona dispuesta a ayudar, preparada para ello y con ganas de hacerlo. Y si algo quiere el deportista lesionado es acelerar su vuelta a la pista, con ayuda o sin ella.