Hace poco decidí romper con todo por un tiempo y dedicarme a mí. Me hacía mucha falta si no quería caer enferma. Me busqué un gran hotel en mi ciudad, Barcelona, y me fui para allí unos días a vivir a cuerpo de reina. Y como si de una alteza se tratase, escogí el hotel Bòria, de la cadena Mercer Hoteles. Necesitaba un parón en mi actividad y este lugar es perfecto para combinar descanso y disfrute de la ciudad.
El apartotel Mercer Bòria BCN, ubicado en Barcelona centro, dispone de 11 amplias y luminosas estancias entre las que el cliente puede escoger habitaciones de distintas categorías y apartamentos turísticos tipo loft. Sus habitaciones dobles superiores, lofts, suites, suites superiores y su gran suite se encuentran en uno de los barrios más multiculturales de Barcelona centro donde conviven edificios históricos como la iglesita de Santa María del Mar, el Museo Picasso o el Palau Reial con las tiendas de moda fashion más actuales. Era el lugar perfecto para dormir fuera de mi entorno, lejos de las preocupaciones, y estar cerca del centro a la vez para tener siempre algún restaurante o bar a donde salir a comer sin tener que andar preocupándome por hacer la compra o por cocinar.
Y es que llevaba un tiempo antes de esto en el que no me encontraba bien. El trabajo me salía por las orejas y me notaba muy cansada. No podía dejar de trabajar porque ya se sabe que los clientes de los autónomos no esperan, que siempre tienen prisas, y encima, a nada que les falles en una fecha de entrega, se van con otra empresa… Entre esto y las preocupaciones regulares de la casa, desde poner la lavadora hasta ir al súper o hacerse cargo de ir al banco a pagar las facturas, etc., los días resultaban cada vez más estresantes y llegué incluso a sufrir mareos en algún momento, lo que me hizo preocuparme especialmente cuando uno de ellos tuvo lugar mientras conducía. Por suerte era de noche y apenas había tráfico para poder echarme a un lado, pero ese susto acabó conmigo en el médico.
Recuerdo que esa primera visita al doctor casi resultó un calvario, porque consideraba que no tenía siquiera tiempo para ir, pero no me equivoqué. Describiéndole mi vida al médico, este me explicó que estaba sufriendo un duro cuadro de estrés y que debía echar el freno si no quería acabar con problemas del corazón u otros derivados por ejemplo de la mala alimentación al no tener tiempo de ponerme a cocinar como es debido.
El doctor me explicó que el descanso es lo que nos ayuda a llevar mejor los días, a desconectar de las preocupaciones para limpiar la mente y a relajar también nuestro cuerpo, nuestro organismo. Descansar bien evita y previene muchas más enfermedades de las que creemos, incluso alivia también los problemas de alta tensión. Por lo que me recomendó no descuidar esta parte de la rutina y tratar de hacer una pequeña desconexión para mentalizarme, lo que hice en el hotel Bòria durante esa semana de vacaciones, para volver con la concienciación de que debía cambiar mis hábitos de vida.
Y una vez nueva, por así decirlo, me siento mucho mejor. Ahora trato de dormir al menos ocho horas cada día. Ocho horas en las que dejó el móvil en otra habitación para que no me distraiga y no encienda la televisión o la radio para escuchar las noticias ni preocuparme por la situación económica del país. Simplemente me limito a descansar.
Asimismo, voy cada día a hacer deporte, bien cuarenta minutos a la piscina o una hora a caminar, en la que aprovecho para hacer los recados de las compras o el banco a la vuelta. Al cansarme así físicamente poco antes de dormir, esto me ayuda a conciliar mejor el sueño, algo que para muchas mujeres es muy complicado, y que este sea mucho más reparador.
Pero lo mejor de todos estos nuevos hábitos es que para nada van en detrimento de mi trabajo, ya que al descansar más tengo un mejor carácter e incluso la suerte de rendir mucho más en mi actividad, de forma que puedo llegar a todo.
Descansando correctamente me siento mejor y más feliz, y las cosas en el trabajo me van todavía rindiendo más.