Una de las mejores formas para ponerse a tono y hacer ejercicio es caminar. Se cree que es uno de los deportes más completos y menos dañinos para nuestro cuerpo. Con este tipo de ejercicio podemos ayudar a nuestro corazón y a nuestros pulmones a tener más resistencia, mejorar la movilidad en piernas y tronco y, además, no haremos daño a nuestras articulaciones y raramente sufriremos de lesiones de rodilla o cadera, como suele ocurrir en otro tipo de deportes como la carrera o el tenis. Se dice incluso que, a la larga, el caminar acaba por equivaler al correr, ya que aunque perdamos más grasa al comienzo con el running, lo que importa es la regularidad y la constancia en el ejercicio, algo que se equipara con el paso de los meses entre estas dos disciplinas. Asimismo, es un deporte que puede hacerlo cualquiera, todas las edades y todos los físicos son aptos para esta disciplina.
Hoy vamos a proponeros una de las rutas más bonitas para practicar el senderismo en la Comunidad de Madrid, en la zona de la sierra de La Pedriza. Un precioso lugar donde combinar ejercicio y naturaleza, algo que en lugar de ver como un deporte puede ser incluso asimilado como una escapada en la que descansar y respirar aire fresco con actividades en la naturaleza. Si no sois de Madrid o de cerca de la zona de la sierra, basta con buscar un hotel o un casa rural por la zona, donde los precios no son excesivamente elevados y podréis disfrutar de un agradable fin de semana en familia, entre amigos o incluso convertirlo en una escapada romántica de pareja. La web de hoteles Ratón Viajero os ofrece muchas posibilidades para buscar el mejor alojamiento. A golpe de click podéis filtrar los hoteles por sus estrellas, sus características (aparcamiento, spa, restaurante, etc.) y escoger el que mejor se adapte a vuestras preferencias.
En el caso de hacer esta ruta, os recomendamos un lugar apartado donde después podáis descansas del ejercicio que haréis durante la mañana. Decimos mañana porque lo más conveniente es ir temprano o directamente dormir cerca del lugar, ya que el acceso es limitado y por la belleza del lugar suele completarse bastante pronto.
Esta ruta que va de Canto Cachino a los Chorros del Manzanares va al lado del propio cauce del río madrileño hasta La Maliciosa, y recorriéndola se pueden contemplar preciosos paisajes de La Pedriza y de la Cuerda Larga, que va de la Bola del Mundo (más famosa después de que la Vuelta ciclista a España pasara por allí en una de sus etapas) hasta el puerto de la Morcuera.
La dificultad de la ruta en media en prácticamente todo su recorrido, que es de poco más de diez kilómetros. Normalmente, la duración media de la ruta suele ser de unas tres horas para hacer la subida y un poco menos para realizar la bajada. La altitud de la misma oscila entre los 1.207 y los 1480 metros.
La ruta la comenzaréis en el aparcamiento de Canto Cochino, frente al puente del mismo nombre sobre el río Manzanares. La densa vegetación de ribera envuelve el río y el camino discurre por la margen del mismo. Tras cruzar este último puente, se llega a la pista forestal, desde donde se pueden observar El Cáliz y la Cuerda Larga hacia el norte. También destaca la presencia cerca del cauce de algunos bloques hendidos que son grandes bolos de granito rotos por la acción del hielo. Asimismo, un poco más adelante, aparecen rocas de color negro (lamprófidos) que contrastan con la roca granítica. Una vez cruzado el Puente del Vivero y ya en la pista forestal, la ruta se puede continuar, bien por la misma pista forestal o siguiendo un sendero estrecho que sale a la derecha en dirección al río, y concretamente a una poza conocida como la Charca Verde, una de las mayores y más visitadas de su tramo alto.
Hacia el kilómetro 3,4 del recorrido, ambas vías se encuentran, pudiendo observar desde ese punto una bonita cascadas en algunas épocas del año en el Arroyo de los Hoyos. Más adelante se llega al Puente de los Franceses, desde donde se observa una bonita panorámica de las dos márgenes del río. Después se va hacia el Puente del Retén y se continúa ascendiendo por la senda zigzagueante. Desde aquí se llega a un paso en el que el resto del paisaje está oculto por tres enormes bolos graníticos. Al pasar entre ellos, aparecen unas lanchas de piedra junto a las cuales se encuentran Los Chorros, final y lugar de vuelta de la ruta.